No fue un lanzamiento perfecto, pero sobrevivi porque tenía una buena red de seguridad. Cuando crecemos empezamos a cantar otra canción, la mia empieza con una palabra: My B., mi marca personal que gestiona mi vida profesional.
Saludos.
B. Rourke.
No es una
película de monstruos, ni de princesas. Es una historia de amor, un amor
victorioso y una victoria de amor.
Nuestro
amor es un juego y la vida nuestro parque de atracciones, cada paso una
modalidad, cada atracción un nivel de nuestra vida.
Nuestro
amor es una atracción constante, un circo lleno de protagonistas que no buscan
una victoria, sólo un amor victorioso.
Nadie gana
y nadie pierde, sólo jugamos. Jugamos a diversión, a pasión… Jugamos a
observar, a crear…
No tenemos
reglas ni verdades, no establecemos ni configuramos, no nos basamos en
victorias; montamos cada día en una atracción distinta.
Nosotros
proponemos las opciones. Pero todo empezó con una primera atracción que marco
nuestro código de conducta: ¿Te imaginas cual?
“Desde que nacimos intentamos averiguar quienes somos
y conforme fué pasando el tiempo buscamos modos de sobrevivir. Fuimos
fragmentándonos en pedazos que dividimos en partes de nosotros mismos y sólo
nosotros sabemos donde están estas partes.
Algunos las escondimos tanto que necesitamos a alguien
que nos ayude a encontrarlas, mientras otros se pasaron la vida negando entre
hecho”.
Entre toda
esta oscuridad, nosotros siempre vemos un espacio, hacemos e ideamos y,
después, compartimos.
Somos el
negocio de nuestra vida y paso a paso, vamos amueblándonos el dormitorio.
Provocamos
cada reacción y tenemos la capacidad de estar en continuo contacto, pero
debemos admitirlo: somos parte del error, nos equivocamos continuamente. Pero
también marcamos nuestro proceso, porque no hay que darle tanta importancia al
“que” sino al “como” lo ejecutamos.
Sabemos
quienes somos y ahora queremos que tú nos ayudes a encontrarnos, a descubrir
esos pedazos escondidos.
Ha llegado
la hora, debes saber de donde venimos y quienes somos, porque tenemos una verdad incontrolable.
Todos
tenemos nuestro momento y ahora, vamos a empezar a marcar el nuestro.
Déjanos contártelo
e ilumina nuestro caminos!