Hace ya mucho tiempo, un hombre
sufrió mucho. Fue su vida el llanto, la enfermedad y el amor, las que establecieron su condición. Tal y como
dijo una de sus enfermeras “José, las
personas que vamos por el mundo tenemos que sufrir mucho. Tu y yo, ambos,
nacimos para sufrir”.
Tuvo que abandonar su vida,
por la enfermedad y dejar el amor por la falta de egoísmo, prefirió marcar su
camino solo y dejar a las personas fuera de una enfermedad que le desgastaría
hasta morir.
Un idealista solitario, que
dedico sus últimos alientos a una pequeña libreta donde expresaba lo que sentía,
su alma antes de quedarse dormido.
Siempre empezaba escribiendo
con pocas horas de sueño y acababa con un llanto, “lejos de salir por los ojos, que era como gotas de plomo al corazón”.
Todos los actos humanos
tienen cabida para un artista y el sufrimiento inspira inmutables palabras. No
importa porque moriste, solo lo que dejaste para vivir. Y esto fueron palabras,
suspiros y sentimientos de amor. El amor por la vida, que forjaron una imagen
heroica de tu persona. Da igual lo poco que creas hacer, porque muchos años mas
tarde, un simple cuaderno fotocopiado, una caligrafía curvada difícil de leer,
han impulsado un sentimiento de orgullo por la sangre.
Realmente son los pequeños
actos los que tienen un gran valor, y son tus palabras las que inspiran un
sentimiento de gratitud.
Nada es importante hasta que
lo es, y supongo que cada persona marca la importancia de sus actos. Yo vivo
para vivir y no por vivir, y tu con tus días grises, con las nieblas que
describes consigues que yo, unos años mas tarde, entienda lo importarte que es
una palabra para afrontar la vida.
No son palabras de gratitud,
es esperanza y afán por descubrir. No se lo que me ampara la vida, ni tampoco
los caminos que rechazare para elegir otros; tampoco se si serán correctos;
pero no importa, porque soy yo la que siempre marcare mi destino.
Gracias José por formar
parte de mi de alguna manera. Y sí, son palabras las que me acercan a ti,
iguales que las que marcaron la muerte de tu alma.
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